Higiene de los gatos siameses


Al adoptar un gato siamés debemos evaluar aspectos fundamentales con relación a la higiene. Sin dudas, una buena higiene asegura una menor predisposición a trastornos y enfermedades.
Y, por cierto, el baño habitual es el eje de cualquier aseo. Sin embargo, intentar bañar por primera vez un gato adulto es garantía de escenas humorísticas, con el pobre animal correteando por toda la casa, mientras vuelca los floreros. O peor, momentos terroríficos, con arañazos incluidos.
La clave es simple: acostumbrarlo a los baños desde pequeño. Generalmente se recomienda empezar con los baños antes de que el gatito cumpla los tres meses. Siempre con agua tibia y el champú específico para estas mascotas.
Más allá de los baños, es muy importante el cepillado del pelo. Al ser los gatos siameses animales de pelo corto, no es necesario que sea muy seguido. Pero sí es importante que se realice al menos una vez por semana. Entre otras cosas, el cepillado reduce el riesgo de las desagradables y siempre inoportunas bolas de pelo.
De la misma manera que los baños, el aseo de los dientes es un proceso bastante complejo para llevarlo a cabo sin paciencia. La técnica es empezar gradualmente, a las pocas semanas de vida de nuestra mascota y apenas con un masaje en el área de la boca. En las siguientes semanas y de a poco, se debe ir incorporando el cepillo y luego la pasta dental. Con serenidad, cariño y refuerzos positivos se pueden lograr grandes resultados. Una alternativa, aunque no sea lo ideal, son los alimentos secos pensados específicamente para la salud bucal.
Con respecto a las uñas, salvo indicación concreta del veterinario, es preferible no cortarlas. Esto es porque un corte hecho por manos inexpertas puede lesionar seriamente a nuestro gato siamés. Por cierto, nuestro felino siempre encontrará la manera de mantener sus uñas a raya, probablemente “acariciando” nuestro sillón favorito. La solución es un poste para rascar, que permite controlar las uñas mientras protegemos nuestro mobiliario.
Finalmente no tenemos que olvidar la bandeja sanitaria. Es fundamental no solo cambiar periódicamente la arena o piedras que usemos, sino también lavar y desinfectar la propia bandeja. Para los gatos más elegantes, una bandeja ligeramente sucia ya es excusa suficiente para dejar de usarla.
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