Preparativos para la adopción de un gato
Los preparativos previos son importantes para una buena adaptación del gato al nuevo entorno. Algunos días antes a su llegada lleva al lugar donde el gato se encuentre un paño impregnado de olor de la nueva casa. El gato se habituará a ese olor y una vez llegue a casa podrás poner ese paño en su canasto, lo que hará que el gato se sienta más a gusto.
Los primeros días es importante para una fácil adaptación que el gato pase mucho tiempo acompañado así que intenta llevarlo a casa al inicio del fin de semana o al inicio de un periodo en el que vayas a poder pasar mucho tiempo junto a él. Esto facilitará su adaptación al nuevo lugar.
Si vas a adoptar un gato adulto que podrá salir de casa, prepárale una medalla con tus datos grabados y un collar reflectante y elástico. Este collar no debe apretarle. Debes ser capaz de pasar dos dedos entre el collar y el gato. Espera una o dos semanas antes de dejar salir al gato y una vez pasado este tiempo no fuerces al gato a salir. Ya saldrá por el mismo cuando se sienta seguro.
Pídele a la persona que te ha entregado el gato que te proporcione el canasto en el que el gato se encontraba y la comida a la que él está habituado para que la transición sea más llevadera. Prepara todo el material que el gato pueda necesitar y revisa bien que no haya por la casa ningún objeto peligroso para el gato.
Instalación del gato
La cama del gato debe encontrarse en un lugar calmado, poco frecuentado, y alejado del lugar donde el gato duerme. Una vez el gato haya llegado a casa intenta evitar los ruidos fuertes y déjale tranquilo, libre por la casa, aunque tú solo tengas ganas de acariciarle y mimarle. El gato debe habituarse por sí mismo al nuevo lugar en el que se encuentra.
Enséñale su canasto, su lugar dónde tiene el agua, etc. Los primeros día limítale el espacio a una o dos habitaciones y poco a poco ves extendiéndoselo para que no se sienta al principio perdido con demasiado espacio.
El gato y los niños
Tus niños deben tener muy presente que el gato no es un juguete y que éste necesita tiempo de tranquilidad para él sólo. Deben ser pacientes y no querer acercarse todos al mismo tiempo, porque el gato se mareará. El gato necesita calma y tiempo.
Ensénales a como tocarle y jugar con él sin hacerle daño. Explícales el desarrollo del gato y sus necesidades. Ésta puede ser una experiencia muy enriquecedora también para ellos.
Si adoptas a un gato adulto es bueno que te informes de si ese gato ha convivido con otros animales. Por ejemplo, si un gato ha convivido con otros perros corriendo delante de ellos huyendo es difícil que pueda adaptarse al vuestro.
Es importante hacer las presentaciones con los otros animales de la casa rápido, casi nada más llegar, ya que los otros animales también son parte del entorno en el que va a vivir, por lo que debe conocerlos para también adaptarse a ellos.
Si el gato no muestra mucho interés por los roedores o los pájaros que pueda haber en casa no te esfuerces en presentárselos. El gato siempre guardará ese instinto cazador, por lo que lo aconsejable es que guardes a éstos lejos del alcance del gato o en habitaciones diferentes.
Si tienes otros gatos en casa la presentación debe ser suave y siempre controlada por nosotros. Intenta que sea en un lugar neutral (por ejemplo, lejos de donde el gato que ya vive en casa come o duerme). No los fuerces y tampoco abandones a los gatos viejos por el nuevo, ya que esto puede provocar celos hacia el nuevo.
El gato y los perros
La relación de los gatos con los perros parece difícil, pero hay muchas posibilidades de que ambos puedan convivir si se siguen una serie de pasos:
A la hora de presentar a los dos animales intenta que el perro haya dado un largo paseo antes y que haya comido bien.
Ante todo hay que guardar la calma. Una persona sujeta al perro por su collar y la otra sujeta al gato por sus patas traseras. Si el perro está calmado, recompénsale por ello y déjale olisquear al gato. Si el gato se asusta, inténtalo al día siguiente. Repite esta operación las veces necesarias hasta que ambos se habitúen.
Si el gato no se asusta y el perro no se altera, puedes soltar al gato, siempre sujetando al perro para una mayor seguridad. Nunca dejes solos a ambos durante las primeras semanas.
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