Gatos abandonados


Cada día hay más animales abandonados. Y no hablamos exclusivamente de los gatos. Por desgracia tanto gatos como perros son abandonados por millares cada año en cada ciudad del planeta.
Debemos concienciarnos de la tremenda injusticia y fatalidad que cometemos al abandonar a un animal. Sé que para muchos de nosotros es algo inconcebible. De hecho, para cualquier mente con un poco de sentido común el abandono es una atrocidad.
Los animales tienen sentimientos y es algo muy triste ver como las personas que considerabas tu familia…quien pensabas que te amaba….de repente se van sin ti. Debe ser muy duro ver como se alejan y sentir que nunca más los vas a volver a ver. Esta historia plasma lo que puede llegar a sentir un animal al sufrir esta barbaridad. A mí me pone la piel de gallina. Espero que a ustedes también les guste.  
Historia de un Gato abandonado
Cuanta gente a mí alrededor. Hoy he cumplido una semana… ¡Qué alegría haber llegado a este mundo!
Mes 1:
Cuanto cariño me da mi mamá. Estoy encantado con mi mamá.
Mes 2:
Hoy me han separado de mamá. Ella estaba muy inquieta, y con sus ojos me dijo adiós. Esperando que mi nueva "familia humana" me cuidara tan bien como ella lo había hecho.
Mes 3:
He crecido rápido; todo me llama la atención. Hay varios niños en la casa que para mí son como "hermanitos". 
Mes 5:
Hoy me regañaron. Mi madre se molestó porque me hice "pipí" adentro de la casa; pero nunca me habían dicho dónde debo hacerlo. Además duermo en un armario... ¡y ya no me aguantaba!
Mes 6:
Soy un gato feliz. Tengo el calor de un hogar; me siento tan seguro, tan protegido. Creo que mi familia humana me quiere y me consiente mucho. Cuando están en la mesa me dan de comer.
Mes 12:
Hoy cumplí un año. Soy un gato adulto. Mis amos dicen que crecí más de lo que ellos pensaban. Que orgullosos se deben de sentir de mí.
Mes 13: 
Qué mal me sentí hoy. "Mi hermanito" me quitó la pelota. Yo nunca agarro sus juguetes, así que se la quité. Pero mis patas tienen garras y le he hecho daño sin querer. Después del susto, me han encerrado. Dicen que van a tenerme en observación y que soy malo. No entiendo nada de lo que pasa.
Mes 14:
Ya nada es igual... No me dejan salir al jardín. Me siento muy solo, mi familia ya no me quiere. A veces se les olvida que tengo hambre y sed.

Mes 15:
Hoy me han dejado salir al jardín. Creo que mi familia me ha perdonado y me he puesto tan contento que daba saltos de alegría.
Encima me van a llevar con ellos de paseo. Nos enfilamos hacia la carretera y de repente se pararon. Abrieron la puerta y yo me bajé feliz creyendo que haríamos nuestro "día de campo". No comprendo por qué cerraron la puerta y se fueron."¡Oigan, esperen!" Se... se olvidan de mí. Corrí detrás del coche con todas mis fuerzas.
Mi angustia crecía al darme cuenta, que casi me desvanecía y ellos no se detenían: me habían olvidado.
Mes 16:
He tratado en vano de buscar el camino de regreso a casa. Me siento y estoy perdido. En mi sendero hay gente de buen corazón que me ve con tristeza y me da algo de comer. Yo les agradezco con mi mirada y desde el fondo con mi alma. Yo quisiera que me adoptaran y seria leal a ellos. Pero solo dicen "pobre gatito, se ha perdido".
Mes 17:
El otro día pasé por una escuela y vi a muchos niños y jóvenes como mis "hermanitos". Me acerqué, y un grupo de ellos, riéndose, me lanzó una lluvia de piedras "a ver quien tenía mejor puntería". Una de esas piedras me lastimó el ojo y desde entonces ya no veo con él.
Mes 18:
Ya estoy muy flaco; mi aspecto ha cambiado. Perdí mi ojo y la gente más bien me saca a escobazos cuando pretendo echarme en una pequeña sombra.
Mes 19:
Casi no puedo moverme. Hoy al tratar de cruzar la calle por donde pasan los coches, uno me arrolló. Estaba en un lugar seguro, en la cuneta, pero nunca olvidaré la mirada de satisfacción del conductor, que hasta giró el coche para pillarme. Ojala me hubiera matado, pero solo me ha dislocado la cadera. El dolor es terrible, mis patas traseras no me responden y con dificultades he podido arrastrarme hacia un poco de hierba a ladera del camino.
Mes 20:
Llevo 10 días bajo el sol, la lluvia, el frío, sin comer. Ya no me puedo mover. El dolor es insoportable. Me siento muy mal. Parece que hasta mi pelo se está cayendo. 
Ya casi estoy inconsciente; pero alguna fuerza extraña me hizo abrir los ojos. La dulzura de su voz me hizo reaccionar. "Pobre gatito, mira como lo han dejado", decía... junto a ella venía un señor de bata blanca, empezó a tocarme y dijo: "Lo siento señora, pero este gato ya no tiene remedio, es mejor que deje de sufrir."
A la gentil dama se le salieron las lágrimas y asintió. Como pude la miré agradeciéndole que me ayudara a descansar. Solo sentí el piquete de la inyección y me dormí para siempre pensando en por qué tuve que nacer si nadie me quería.
La solución no es echar un gato a la calle, sino educarlo. No convierta en problema una grata compañía.
Ayuda a abrir conciencia y así poder acabar con el problema de los gatos callejeros.
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