El acicalado de los gatos
Pero algo que quizá no todo el mundo sepa es que ese acicalado comienza nada más nacer, con los lametones que su madre les da a los pequeños recién nacidos. Con ellos la mamá limpia sus cuerpos y estimula la respiración de los bebés. Igualmente es una cuestión de salud, porque cuando los pequeños comen, las tres primeras semanas su madre debe estimularles para que hagan sus necesidades, y eso lo hace lamiéndoles el abdomen y el ano.
A partir de la tercera semana los gatos van adquiriendo esa destreza necesaria para poder acicalarse ellos mismos, y a partir de la sexta semana el acicalado se convierte en todo un ritual. Para los gatos es una conducta totalmente instintiva.
Son varios los beneficios que los gatos sacan con su acicalado diario. El que seguro que habrás oído es el de eliminar los posibles pelos muertos de piel. Pero es que además con sus lamidos elimina cualquier olor que no sea el suyo propio, repartiendo a su vez su olor por todo su pelaje, y recoloca cada pelo en su sitio. Porque puede que no lo sepas, pero el pelo del animal está conectado al sistema nervioso, y envía una señal al cerebro cada vez que es tocado.
Igualmente este acicalado le permite a nuestra mascota reducir de forma verdaderamente significativa los parásitos de su piel. Además le permite limpiar todo su cuerpo de cualquier cuerpo o material extraño que se haya adherido a su pelo. Por último, estos lamidos relajan todo su cuerpo, otro de las razones por las que su madre les lame desde pequeñitos.
Puede que te estés preguntando como consigue todo eso con tan solo lamerse, pero solo tienes que pensar en las características de la lengua del gato. Su lengua tiene una textura parecida a la de las lijas, lo que facilita tanto el desprendimiento del pelo muerto que tiene que ser substituido como para eliminar ciertos parásitos de su pelaje.
El acicalado se realiza en todas y cada una de las partes del cuerpo, sin olvidarse de ninguna. La enorme flexibilidad del animal les permite hacerlo. Y cuando no llegan a algún lugar, pues se ayudan de su antebrazo.
Las únicas partes a las que no pueden acceder con su lengua son la cabeza y el cuello, pero para acicalarlas como a las demás partes del cuerpo se ayudan del antebrazo, extremidad que previamente humedecen con su propia saliva.
Por último queremos aclararte un pequeño detalle que seguro te hace ilusión: si tu mascota te lame la cara, las manos o el cabello, está acicalándote como hace de pequeño a sus hermanos, así que te considera como uno de los suyos. Y viniendo de un gato no puede haber un mejor cumplido.
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